Incidencia económica de la desnutrición crónica infantil
Como sociedad en muchas ocasiones no nos detenemos a pensar en las consecuencias económicas de las desatenciones que cómo colectivo generamos, justamente una de ellas es la desnutrición crónica infantil (DCI), que a Ecuador lo ubica en el segundo lugar de América Latina y que se refleja que uno de cada cuatro niños menores de cinco años vive con DCI; comúnmente se relaciona a salud pública y que afecta a familias de escasos recursos vinculados a factores como pobreza, necesidades básicas insatisfechas, falta de acceso a agua potable, desigualdad, educación, desconocimiento, entornos insalubres, etc.; pero la DCI va más allá, pues la misma, hipoteca las oportunidades presentes y futuras de quienes la padecen.
Sus consecuencias en el tiempo se reflejan en un mayor riesgo de sufrir infecciones estomacales y respiratorios, sobrepeso, obesidad y enfermedades no transmisibles (diabetes tipo 2, la hipertensión y algunos tipos de cáncer); retrasos en el desarrollo motor y de lenguaje, afectando su capacidad de aprendizaje en edad escolar, por ende, la pérdida de materias y la posibilidad de deserción escolar son mayores, trayendo consigo menos probabilidades de acceder a un empleo estable y adecuado, por las limitaciones en sus capacidades, habilidades y destrezas que debió adquirir en una edad más temprana.
El costo de la sociedad no solo se refleja en los recursos monetarios destinados a cubrir los gastos en servicios de salud, sino en la capacidad para que un país prospere, dado a la afectación en la productividad reflejada en la pérdida del capital humano.
Autor: Ec. Jorge Calderón – Diario Correo
Días atrás recibimos la visita del Secretario Técnico de Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil Eco. Erwin Ronquillo, quién conversó con los estudiantes de las carreras del área de la salud.
En su intervención compartió los ejes de acción de la estrategia nacional Ecuador Crece Sin Desnutrición y los avances del proyecto emblemático.