El ahorro no depende del tamaño del negocio, sino de la disciplina con la que se maneja. Así lo afirma el economista Calderón, quien enfatiza que la clave está en separar las cuentas personales de las empresariales y en operar bajo una “economía de guerra”: gastar solo lo necesario, sin sacrificar la calidad ni el servicio.
“Una pyme debe aprender a tratar el ahorro como un gasto fijo. Es más fácil mantener la constancia si se lo asume como una obligación mensual. Esa disciplina, a la larga, crea seguridad y credibilidad financiera”, sostiene.
Calderón recomienda automatizar un porcentaje del ingreso mensual entre el 5% y el 8% al inicio, hasta llegar al 15% cuando el negocio se estabiliza hacia una cuenta exclusiva para el ahorro. Esta práctica, dice, fortalece la sostenibilidad de las empresas frente a imprevistos y abre oportunidades para invertir en su propio crecimiento.
Ahorro según el tipo de negocio
El hábito del ahorro empresarial varía según el sector. En el comercial, los ingresos son más rápidos, lo que permite reservar a corto plazo. En cambio, la industria requiere una planificación más extensa, con horizontes de meses o incluso años. En el ámbito de los servicios, el desafío es mantener liquidez para afrontar los meses de baja demanda.
“Cuando una empresa depende de contratos o clientes recurrentes, su reto es sostener el flujo de efectivo para no comprometer la operación”, explica Calderón.
Herramientas financieras a favor del ahorro
Las cuentas de ahorro empresariales siguen siendo las más utilizadas por las pymes ecuatorianas, por su facilidad y bajo costo. No obstante, Calderón sugiere explorar opciones complementarias como pólizas a corto plazo, depósitos o fondos de inversión, que ofrecen mejores rendimientos y ayudan a construir historial crediticio.
“Ahorrar formalmente permite demostrar solidez financiera y acceder a crédito para expandirse o modernizarse”, indica.
Cultura financiera y metas claras
Más allá de los números, el economista destaca que el ahorro empresarial nace de un cambio de mentalidad. “No siempre habrá épocas buenas. Prepararse para las malas es lo que marca la diferencia. La empresa que ahorra sobrevive; la que no, desaparece ante la primera crisis”, enfatiza.
El especialista propone establecer metas concretas de ahorro, como comprar maquinaria, financiar una expansión o crear un fondo para emergencias. “Ahorrar sin propósito es como remar sin rumbo. Tener una meta clara motiva y da sentido al esfuerzo”, concluye.
Estrategias que funcionan
Entre las prácticas más efectivas, Calderón menciona la revisión constante de los costos. “Siempre hay gastos innecesarios que se pueden reducir sin afectar la operación. Pequeños ajustes en energía, logística o inventario pueden liberar recursos para el fondo de reserva.”
También resalta la importancia de usar herramientas tecnológicas para registrar ventas, egresos y presupuestos en tiempo real. “La tecnología es una aliada: permite ordenar las finanzas y visualizar con claridad cuánto se puede ahorrar sin comprometer el flujo de caja.”
Finalmente, aconseja diversificar las fuentes de ingreso. “Una pyme que depende de un solo cliente o producto es más vulnerable. Si amplía su portafolio o abre nuevos canales de venta, su flujo será más estable y el ahorro más posible.”
Fuente: Diario Expreso